El negocio global de los cosméticos está incrementándose en casi un 4% anual, paralelamente, está creciendo una economía subterránea de maquillaje falsificado. Algunos de los ingredientes encontrados son cancerígenos. La falsificación es la segunda actividad más lucrativa de la criminalidad organizada, por encima del tráfico humano. Representa lucrativas ganancias ilícitas suceptibles de lavado/legitimación de capitales y corrupción de las autoridades, sobre todo de los funcionarios aduaneros que permiten el ingreso de los productos.
La industria de la belleza es tremendamente exitosa en este tiempo donde la imagen se comparte a la velocidad de un click. El poder del maquillaje está en la promesa de una nueva imagen personal de belleza, a través de unas pinceladas de cosméticos y colores. El maquillaje en la era 2.0 es inclusivo, es para todos y esto ha dado paso a nuevas marcas independientes que han desplazado a las casas de cosméticos tradicionales, que 10 años atrás, eran las únicas que podían tener presencia global usando en su publicidad a los más famosos del cine y la televisión para venderse en múltiples países. Lamentablemente estos cambios en la industria de la belleza han dado paso también a un creciente mercado negro del make-up.
Los estudios de mercado del sector indican que, sin importar la crisis atravesada de un país, en cualquier ángulo del planeta, el negocio global de los cosméticos está incrementándose progresivamente en casi un 4% anual y según datos de Trefis.com, proyectados por Statista.com se estima que para el 2021 abarcará unos 75 billones de dólares gracias principalmente, a las redes sociales.
En paralelo, y con este mismo impulso, está creciendo una economía subterránea de maquillaje falsificado que podría llegar a representar un 10% del mercado de cosméticos.
El maquillaje falsificado se vende en el comercio informal a través de vendedores ambulantes, quioscos, etc. Y en el mercado virtual mediante plataformas como Amazon, e-Bay y AliExpress, manteniendo costos de distribución mínimos al no usan los canales tradicionales como las tiendas especializadas, farmacias y supermercados. Igualmente tienen muy bajos costos de producción, son hechos mayormente en laboratorios clandestinos con escasos controles sanitarios sin someterse a la supervisión de los reguladores fitosanitarios del sector. No pagan impuestos al fisco, ni respetan las obligaciones laborales para con el personal de las fábricas y las redes de comercialización que usualmente trabajan en condiciones de explotación. Por todo esto, se venden a precios considerablemente inferiores a las marcas originales y sin embargo, las ganancias brutas del mercado negro del maquillaje falsificado se traducen en su mayor parte, en una rentabilidad neta que es imposible de alcanzar legítimamente.
Los principales maquillajes falsificados son, Kylie Cosmetics, MAC, Urban Decay, Too Faced, Anastasia Beverly Hills, Luxury Powder Banana y otras marcas relativamente nuevas en el mercado de cosméticos.
Las marcas de maquillaje más susceptibles de falsificación son precisamente las que son promovidas por los influencers a través del social media y representan nuevas tendencias de make-up. Esta situación viene recogida en el segundo episodio de la docuserie de Netflix, titulado Broken, These Consumer Goods Come At A Price. Allí se observa que los principales maquillajes falsificados son, Kylie Cosmetics, MAC, Urban Decay, Too Faced, Anastasia Beverly Hills, Luxury Powder Banana y otras marcas relativamente nuevas en el mercado de cosméticos. A quienes quieran ampliar sobre el argumento, les recomiendo ampliamente ver el capitulo citado sopra allí se encuentran datos y testimonios interesantes que ilustran este fenómeno criminal.
Los canales de venta informal de estos productos suelen referirse a ellos como “replicas” de las marcas famosas, dejando saber que no se trata del producto original y que estos solamente imitan o asemejan a la marca, pero sin definirlas como las falsificaciones que son y sin indicar los riesgos a la salud que expone su uso. Estos productos cosméticos falsificados provienen de China principalmente, aunque no es el único país que los fabrica.
La mayoría de las formulas químicas del maquillaje son muy simples. Los falsificadores toman las listas de ingredientes disponibles On-Line o en los estuches de los productos, tratan de adivinar los porcentajes de estos ingredientes a la vez que sustituyen las materias primas caras por otras más baratas. Luego copian todas las características del packing, materiales, colores utilizados, identidad gráfica, logos, etc., logrando de esta manera una falsificación bastante similar al original en el aspecto, pero sin la integridad de sus características químicas. Algunos de los ingredientes encontrados son cancerígenos y están prohibidos para la industria cosmética por los reguladores sanitarios como la Food and Drug Administration, FDA de los Estados Unidos.
Mediante estudios de laboratorio se han encontrado en estos cosméticos falsificados elementos como: excrementos, orina de ratas y otros animales, sustancias fecales humanas, bacterias, metales pesados como plomo, mercurio, aluminio y otras sustancias como cianuro, arsénico, gasolina, pintura e inclusive pegamento. Así mismo, estos productos han causado quemaduras químicas, infecciones oculares, irritaciones, erupciones cutáneas y otros efectos nocivos en los consumidores, todo lo cual representa un riesgo para la higiene y seguridad social.
Según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE usadas por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODOC, la falsificación es la segunda actividad más lucrativa de la criminalidad organizada, por encima del tráfico humano. Para el 2016 era de 250 millones de dólares y hoy está calculada en 461 billones de dólares, lo que equivale a un 2,5% de la economía mundial.
Los cosméticos, junto a los tabacos y los fármacos falsificados, son los tres productos del comercio mundial de falsificación que representan un mayor peligro para la salud de las personas. Según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE usadas por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODOC, la falsificación es la segunda actividad más lucrativa de la criminalidad organizada, por encima del tráfico humano. Para el 2016 era de 250 millones de dólares y hoy está calculada en 461 billones de dólares, lo que equivale a un 2,5% de la economía mundial. Este problema esta creciendo como la espuma sin que se apliquen medidas efectivas que puedan contrarrestarlo.
Aunque no tenemos datos globales sobre las perdidas económicas para la industria a causa de los cosméticos falsificados, podemos citar las cifras de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, EUIPO, publicadas por el diario cinco días, que los sitúa en 10,6% lo que representa más de 7 millones de Euros de perdidas para el sector productivo, en la Unión Europea
No se trata de un ahorro, al comprar maquillaje falsificado el consumidor asume un riesgo para la salud a la vez que sostiene el entramado de criminalidad organizada que está detrás. El cliente tiene en sus manos la posibilidad de dar un freno a este grave problema, cambiando sus hábitos de consumo desde el conocimiento y la toma de conciencia.
Los influencer que están marcando las tendencias en el mundo del cosmético podrían difundir esta información en beneficio de quienes los ven y siguen. Los expertos en marketing digital denotan que hay una conexión personal entre ellos y sus followers, por lo cual no podemos menospreciar este instrumento de prevención ante el creciente mercado de cosméticos falsificados. Dejo a consideración del lector una lista de algunos de los influencers latinoamericanos que hacen tutoriales de maquillaje con más seguidores en YouTube:
Los cosméticos falsificados ocultan un negocio sucio, que pone en riesgo la seguridad e higiene de las personas y forman parte de un mercado manejado por la delincuencia organizada transnacional que percibe con esto, lucrativas ganancias ilícitas.
- Yuya 24.1 M de suscriptores
- Pautips: 9.06 M de suscriptores
- Whatthechic, 5.31 M de suscriptores
- RosyMcMichael 4.89 M de suscriptores
- Roccibella, 3.96 M de suscriptores
- Jeamileth Doll, 3.74 M de suscriptores
- Martin Catalogne Makeup, 747 K suscriptores
Como hemos dicho, los cosméticos falsificados ocultan un negocio sucio, que pone en riesgo la seguridad e higiene de las personas y forman parte de un mercado manejado por la delincuencia organizada transnacional que percibe con esto, lucrativas ganancias ilícitas
susceptibles de lavado/legitimación de capitales y corrupción de las autoridades, sobre todo de los funcionarios aduaneros que permiten el ingreso de los productos. Es necesario establecer políticas de prevención, control y fiscalización adecuadas, eficientes, eficaces y efectivas, ante esta nueva tipología delitiva que está amenazando a la sociedad y la economía.
Hemos Recomendado:
Episodio 2 de la serie: These Consumer Goods Come At A Price | Broken Trailer | Netflix
https://www.youtube.com/watch?v=sMPdsKvhCOo
Broken llega a Netflix con un tráiler que ahonda en las mentiras de la industria del consumidor
Una nueva serie documental de investigación que identifica y deconstruye los sistemas que hacen que los productos de consumo sean vulnerables al fraude, la corrupción y la negligencia, a menudo a expensas de la salud y seguridad pública. La serie revela la verdad detrás del precio de venta al consumidor en la industria del vapeo, los cosméticos falsificados y los plásticos«.
Gracias por difundir esta información que agrega tanto valor, hoy en día hay muchos jóvenes comprando Cosméticos sin saber que por ahorrar dinero terminan destruyendo su salud, comprando en sitios no autorizados tales como eBay, o Amazon, Groupon, etc.
Adicionalmente, me gustaría saber que has investigado sobre los influencers más pequeños y otros con millones de seguidores quienes hoy en día tienen su propia línea de maquillaje, y es vendida por ellos mismos en sus Propias plataformas, tales como VicaMakeup, Mariale Marrero, Gaby Espino, Mayeli Rivera, Chiqus Rivera, Jackie Hernández, Mariand Castrejón, por nombrar algunas cuentas famosas. Sin embargo algunos de estos maquillajes no sabemos de donde proviene su producción, aunque mencionan que son veganos o no probados en animales, o ya sea en colaboración con productos desconocidos, aún no sabemos si son realmente confiables. ¿Que opinas?
La diversidad de nuevas marcas en maquillaje es una buena cosa. Es un síntoma de un mercado sano, no monopolizado, más competitivo y abierto. Sin embargo, como consumidores debemos tener criterio para distinguir y adquirir solo aquellos productos que cumplen los rigores y buenas prácticas de la industria. Los influencers que tienen sus propias líneas de maquillaje deben asimismo, cumplir con los derechos de marca, que es uno de los primeros aspectos que infringen los falsificadores.
En el caso de los cosméticos, estos deben adecuarse a las exigencias sanitarias de cada país donde se producen y donde se comercializan. Ejemplificando, un cosmético por ejemplo un “lápiz labial”, debe ser producido en una fábrica o laboratorio con un permiso sanitario de producción, emitido a través de inspecciones de las autoridades sanitarias locales que certifiquen las condiciones higiénicas de la elaboración. Además, ese mismo “lápiz labial”, luego de ser sometido a pruebas en laboratorios independientes tales como: riesgo alergénico, toxicidad, entre otras; viene presentado al ente regulador local para la aprobación o no, del debido registro sanitario previo a su libre comercialización.
Los registros sanitarios son tutelados por cada país de modo autónomo, por lo tanto, si el producto está destinado al mercado norteamericano será la FDA quien lo autorizará. Si por su parte es destinado al mercado europeo, debe obtener el CE o conformidad de acuerdo al reglamento del parlamento europeo y el consejo. En Latinoamérica, cada país autónomamente regula y emite los registros sanitarios según sus propios criterios.
Es responsabilidad del fabricante acogerse a la normativa sanitaria vigente y a los derechos de marca en los países donde produce y donde vende o espera vender. El consumidor puede validar estos registros a través de la información indicada en la etiqueta o empaque del producto.
La carencia de las autorizaciones FDA, CE, origen del producto, fabricado en, producido por, etc, entre otra información obligatoria en el etiquetado, es una señal de alerta.
Otros aspectos como: Vegan, Cruelty-Free, No Animal Testing hasta ahora no cuentan con una regulación estricta y dependen en la mayoría de los países, de un aval emitido por organizaciones no gubernamentales. Los productos Biológicos y su certificación están en una línea intermedia entre los formalmente regulado y lo que no. Algunos países han adoptado medidas para analizar las líneas de producción del Bio, pero la mayoría de los procesos de inspección siguen aún en manos de terceros independientes que se basan en las buenas prácticas de la industria.
Cuando se tengan sospechas que un cosmético infringe la reglamentación antes mencionada, se puede acudir ante las instituciones de protección al consumidor locales. No importa si el canal de ventas/compra ha sido internet u otro canal no físico. El cliente o consumidor tiene derechos que son tutelados por los poderes públicos.
La clave está en evaluar el etiquetado del maquillaje, no confiar ciegamente en las recomendaciones y comprar con buen juicio.
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